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¿Disfrutas de tu compañía o te atemoriza estar solo?

Con frecuencia vivimos llenos de ruido, haciendo miles de cosas, buscando la mayor parte del tiempo tener la compañía de alguien, tal vez, para llenar el vacío de nuestro corazón, nos atemoriza encontrarnos con nosotros mismos en el silencio, porque no sabemos lo que vamos a encontrar. En esta oportunidad te contaré mi experiencia de encuentro personal en diferentes ámbitos.

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Encontrarme con mi “ser” ha sido uno de los regalos más maravillosos que me dejaron los tiempos de pandemia. Sinceramente, nunca me imaginé que volver a mi esencia me iba a dejar tantos aprendizajes, como: disfrutar de mi propia compañía, conocerme y aceptarme cada día más.

Proceso de encuentro personal

Mi proceso de encuentro personal ha pasado por varias instancias:

Los primeros días de la pandemia los viví en Australia, en marzo de 2020; terminaba mis estudios de inglés, los cuales coincidieron con el inicio de la cuarentena, por lo cual, pasé de tener mucha actividad diariamente, a no saber en qué emplear mi tiempo. Fue todo un proceso el ir descubriendo algunos talentos, habilidades y plasmarlos en algo concreto como fue el blog de viajes.

Como solo podía salir en el suburbio donde vivía, comencé a caminar y a descubrir detalles en la naturaleza de los cuales no me había percatado antes, a medida que iba avanzando el otoño, más me emocionaba con los cambios que se iban produciendo en el paisaje: la transformación en la coloración de los árboles, el florecimiento de muchos de ellos, la caída de las hojas y las flores que formaban un tapete multicolor, todas estas variaciones particulares me hicieron sentir valiosa, bendecida, agradecida y le dieron mucha paz a mi corazón. Pues, aunque me encontraba a miles de kilómetros de mi casa en Colombia, siempre me sentí acompañada, fueron días de encuentro conmigo misma y de un estado de dicha, que me han permitido asumir de manera diferente mi escenario actual.

A muchas personas nos tomó la pandemia sin pareja, desempleadas, a otros en procesos de separación, personas que se sienten solas, anhelando una compañía, con altos niveles de estrés, ansiedad o depresión; creo que no somos ajenos a esta realidad, pero, más allá de lo que podamos sentir, el secreto está en nuestra actitud, si nos dejamos llevar por la tristeza y la desesperanza o abordamos lo que nos pasa desde una mirada diferente, más positiva y abierta a los cambios.

Aprendizajes

Y aunque, tal vez no sea notorio por fuera, por dentro he experimentado sutiles cambios, como aprender a ver la vida con un cristal más amoroso, entendiendo que todo tiene un propósito y que es perfecto, que Dios no se equivoca, que en medio de situaciones retadoras o dolorosas he podido apreciar lo bueno que hay en ellas, descubrir ese ¿para qué?, con una actitud agradecida y de aceptación de la realidad.

Este tiempo también me ha servido para conocerme y amarme más, para gestionar de mejor manera mis emociones, para aprender a perdonar y perdonarme por no saber hacerlo mejor, a reconocer con humildad mis errores y muchos aspectos que tengo por mejorar, a pararme frente a los demás con una actitud más comprensiva, más compasiva, a juzgar y criticar menos.

Incluso, el hecho de pasar de una vida independiente, donde manejaba mi tiempo y mis asuntos, a regresar a vivir con mis padres, me ha servido para acostumbrarme a su rutina, a respetar sus gustos y hasta su forma de actuar. Con el paso de los días, he aprendido que en vez de desgastarme regañándolos, quejándome porque no hacen las cosas como yo quisiera, a tenerles más paciencia, a disfrutar de su compañía, a criticarlos menos, porque ellos hicieron lo mejor que pudieron, con los recursos y el nivel de conciencia que tenían.

¡Yo debo ser el cambio que quiero ver en los demás!

Así que, sea cual sea la situación en la que te encuentres, te invito a disfrutar el presente en compañía de tus seres queridos, aceptándolos como son, valorándolos, porque este tiempo lo que nos ha mostrado es lo frágil que es la vida y que en cualquier momento se nos puede ir.

Si vives solo, aprende a estar contigo mismo, a disfrutar de tu compañía, a descubrir lo valioso que eres. Cuando aprendamos a disfrutar y a enamorarnos de nosotros mismos, podremos valorar la compañía de los demás, ya no temerás el estar solo, porque sabrás que la soledad solo es un estado del alma.

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Experiencias

Experiencia en Belmira

En esta oportunidad les quiero compartir mi experiencia de nuestra salida a Belmira, la cual fue muy especial, en donde, el común denominador fue el cambio de planes y la abundante lluvia; así como el imponente paisaje, los regalos que nos ofreció la naturaleza, el contacto con colibríes, con diversas variedades de orquídeas y el bienestar que nos produjo nuestra práctica de yoga y chi kung. EL ANTES Me encontraba planificando la salida a otro sitio más cercano a Medellín; cuando, el día menos pensado, a tan solo 10 días de nuestro viaje grupal, la profesora que iba a realizar las actividades de yoga y reiki, me confirmó que, en tres días viajaba a Canadá, toda vez que le aprobaron su visa de trabajo e iniciaba labores la siguiente semana. Yo quedé como en shock. Aún no terminaba de digerir la noticia, cuando me llama el guía local de senderismo, informándome que, el hermoso sitio para el cual íbamos, estaba presentando problemas de seguridad. A eso se le suma, los altos costos que me presentaban diferentes empresas de transporte. Desilusionada, en un momento llegué a creer que se estaban presentando muchos obstáculos y que lo mejor sería no realizar la salida. Sin embargo, tomé la decisión de continuar hasta donde fuera posible. Recordé que todo es perfecto y se daría lo que hubiera de ser. Con el pasar de los días, todo comenzó a fluir. La profesora de yoga me recomendó a todo un profesional en la materia, con un enfoque diferente, pero igualmente enriquecedor para las personas que iban a la experiencia en la naturaleza. Con el guía local, definimos cambiar el destino para Belmira, que es un municipio que se encuentra a unas dos horas y media de Medellín, con un clima frío y unos paisajes hermosos. Me dijo que la caminata era 6 km de ida y regreso, muy fácil, con la posibilidad de realizar la actividad en un bosque de robles que se encuentra cerca de su casa; posteriormente, mientras las personas tomaban el almuerzo, podían disfrutar de los colibríes que llegaban a su casa y también tenían la oportunidad de conocer su jardín donde se aprecian diferentes variedades de orquídeas. Me pareció excelente el programa y lo aprobé sin hacer el reconocimiento en campo. Así mismo, conseguí un transporte más asequible a mi presupuesto. En este caso, todo era nuevo: el guía de senderismo, el profesor de yoga y hasta el transporte. Sólo me quedaba, confiar. De otra parte, muchas personas que me habían confirmado su asistencia, desistieron, llegando a pensar nuevamente si valdría la pena el esfuerzo. EL DURANTE Se llegó el día, a pocos kilómetros del pueblo, paramos en un sitio muy lindo, llamado Plaza del Río, que es como una réplica de un pueblo antioqueño, donde los turistas pueden disfrutar de todo tipo de postres y comida para picar. Llegamos a Belmira, para dar inicio a la caminata. El guía me había dicho que la caminata solo tenía un ascenso pronunciado, pero que era muy corto y que el resto del trayecto, era muy suave. Comenzamos el ascenso, llegamos a un mirador, donde se observa una panorámica hermosa del pueblo. Pensé que el resto iba a ser más suave; sin embargo, a medida que transcurría el tiempo, el camino se hacía menos fácil; especialmente, porque empezó a oscurecerse, lo que daba una señal clara de la llegada de la lluvia. Llegamos al bosque de robles y, a pesar de la llovizna, realizamos parte de la actividad. En el momento menos pensado, se soltó un aguacero que no paraba; dando con ello fin a la actividad e iniciando el descenso hacia la casa de nuestro guía local. Era tal la cantidad de lluvia que estaba cayendo, que la vía por donde veníamos parecía un deslizadero. A pesar de tener capas impermeables, las botas y los pantalones quedaron empapados por completo. Lo que no esperábamos era tener en primera fila, todo un espectáculo de color y belleza. Comenzamos por los colibríes. Y, ¿cómo no maravillarse con estos regalos que nos ofrece la naturaleza? Estábamos embelesados con las flores, cuando se suelta nuevamente el aguacero. El camino de regreso se me hizo largo y con toda la atención en que todos llegáramos bien al pueblo. Cuando veníamos en el transporte de regreso, me comenzaron a molestar por lo dura de había sido la caminata; sin embargo, nos reímos mucho con las caídas que se presentaron. DESPUÉS Creo que, a pesar de la fuerte lluvia y lo retadora que pudo ser la caminata para algunos, logramos el objetivo, que era disfrutar de los regalos que nos daba la naturaleza: de maravillarnos con los colibríes, de tenerlos tan cerca; de deleitarnos con diferentes variedades de orquídea, de plantas, del paisaje, de realizar una práctica que nos llenó de vitalidad y nos conectó con la madre tierra y de disfrutar de las risas y de la alegría de los asistentes. APRENDIZAJES De esta experiencia, me llevo los siguientes aprendizajes:

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