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Wollongong

Wollongong es una ciudad turística y costera. Dentro de las múltiples actividades para hacer, visitaremos Fokuangshan Nan Tien Temple, el tempo budista más grande del hemisferio sur y el Wollongong Botanic Garden.

Indice

Es una ciudad turística y costera, ubicada a 82 km al sur de Sydney, muy popular para practicar buceo, paracaidismo, ciclismo y surfing. También es una ciudad universitaria, con varias galerías de arte aborigen, se dedican a la minería de carbón, a la extracción de hierro y es una ciudad pesquera por excelencia.

​Dentro de las múltiples actividades que se pueden realizar en esta ciudad, nos centraremos en el Templo Budista (Fokuangshan Nan Tien Temple) y en el Wollongong Botanical Garden. Al finalizar estas visitas, teníamos planeado disfrutar de la playa, más no fue posible, porque se soltó un terrible aguacero.

​En esta oportunidad, realicé la salida con “Colombianos Outdoor en Sydney”, que es un grupo de personas maravillosas que hacen actividades al aire libre; para llegar allí lo puedes hacer en vehículo, autobús o en tren, nosotros lo hicimos en este último medio de transporte.

Wollongong es una ciudad súper recomendada, el jardín botánico es precioso y ni qué decir del templo budista, es espectacular.

Templo Budista (Fokuangshan Nan Tien Temple)

Este es el templo budista más grande del hemisferio sur. Dentro de su extensa área se encuentra un templo principal, aulas, varias salas de meditación y conferencias, una pagoda de 7 niveles que recoge las cenizas de alrededor de 7.000 personas, un auditorio, un museo, zonas verdes, donde puedes apreciar las estatuas de los budas y un comedor para todos los visitantes. Es un espacio que invita a la meditación y al recogimiento; así mismo, te puedes deleitar con la arquitectura, el arte y todas las actividades culturales que ofrece este lugar.

​Puedes hacer el recorrido por tu cuenta o con visitas guiadas. Si deseas quedarte por más tiempo, está la opción de un retiro espiritual. Por tratarse de un lugar religioso, debes asistir con ropa adecuada, entrar sin zapatos ni gorras o sombreros. En este caso, te sería muy útil llevar una pashmina, que te sirve como falda o para cubrirte la cabeza.

​Me encantó este complejo y todo lo que tiene para mostrar, es un sitio obligado para visitar. Así no seas una persona creyente, vale la dicha darte una pasadita por allí.

A continuación pasamos a la Pagoda, lugar de oración y meditación. Esta tiene 7 pisos con restos de diferentes personajes devotos y representa también los pasos que se deben dar en la práctica del budismo para alcanzar la iluminación.

Seguidamente, nos dirigimos hacia la parte alta de la colina, visitamos la campana de la gratitud o Nan Tien Gratitude Bell, que, al hacerla sonar, le puedes enviar buenos deseos a tus padres y familiares.

​En el camino nos encontramos con diversas estatuas de buda, entramos a un museo; más, estaba prohibido tomar fotos. 

​Hacia el albergue, se puede apreciar un estanque de lotos, pero como estábamos cortos de tiempo, no fue posible conocerlo.

Finalmente, llegamos al santuario principal, que contiene los budas de la confianza, la paz, la sabiduría, la longevidad y la belleza interior. Es un sitio bellísimo, que invita a los visitantes a la meditación y al silencio.

Wollongong Botanic Garden

Son unos jardines preciosos conectados entre sí por senderos, se encuentra distribuido en áreas temáticas; como, por ejemplo, el área de las rosas, de las azaleas, de plantas suculentas, de selva tropical, el Jardín Japonés; en fin, es todo un descanso para los amantes de la naturaleza. El jardín cuenta con un lago central y un puente de madera al estilo japonés que se encuentra sobre el arroyo.

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Experiencias

Experiencia en Belmira

En esta oportunidad les quiero compartir mi experiencia de nuestra salida a Belmira, la cual fue muy especial, en donde, el común denominador fue el cambio de planes y la abundante lluvia; así como el imponente paisaje, los regalos que nos ofreció la naturaleza, el contacto con colibríes, con diversas variedades de orquídeas y el bienestar que nos produjo nuestra práctica de yoga y chi kung. EL ANTES Me encontraba planificando la salida a otro sitio más cercano a Medellín; cuando, el día menos pensado, a tan solo 10 días de nuestro viaje grupal, la profesora que iba a realizar las actividades de yoga y reiki, me confirmó que, en tres días viajaba a Canadá, toda vez que le aprobaron su visa de trabajo e iniciaba labores la siguiente semana. Yo quedé como en shock. Aún no terminaba de digerir la noticia, cuando me llama el guía local de senderismo, informándome que, el hermoso sitio para el cual íbamos, estaba presentando problemas de seguridad. A eso se le suma, los altos costos que me presentaban diferentes empresas de transporte. Desilusionada, en un momento llegué a creer que se estaban presentando muchos obstáculos y que lo mejor sería no realizar la salida. Sin embargo, tomé la decisión de continuar hasta donde fuera posible. Recordé que todo es perfecto y se daría lo que hubiera de ser. Con el pasar de los días, todo comenzó a fluir. La profesora de yoga me recomendó a todo un profesional en la materia, con un enfoque diferente, pero igualmente enriquecedor para las personas que iban a la experiencia en la naturaleza. Con el guía local, definimos cambiar el destino para Belmira, que es un municipio que se encuentra a unas dos horas y media de Medellín, con un clima frío y unos paisajes hermosos. Me dijo que la caminata era 6 km de ida y regreso, muy fácil, con la posibilidad de realizar la actividad en un bosque de robles que se encuentra cerca de su casa; posteriormente, mientras las personas tomaban el almuerzo, podían disfrutar de los colibríes que llegaban a su casa y también tenían la oportunidad de conocer su jardín donde se aprecian diferentes variedades de orquídeas. Me pareció excelente el programa y lo aprobé sin hacer el reconocimiento en campo. Así mismo, conseguí un transporte más asequible a mi presupuesto. En este caso, todo era nuevo: el guía de senderismo, el profesor de yoga y hasta el transporte. Sólo me quedaba, confiar. De otra parte, muchas personas que me habían confirmado su asistencia, desistieron, llegando a pensar nuevamente si valdría la pena el esfuerzo. EL DURANTE Se llegó el día, a pocos kilómetros del pueblo, paramos en un sitio muy lindo, llamado Plaza del Río, que es como una réplica de un pueblo antioqueño, donde los turistas pueden disfrutar de todo tipo de postres y comida para picar. Llegamos a Belmira, para dar inicio a la caminata. El guía me había dicho que la caminata solo tenía un ascenso pronunciado, pero que era muy corto y que el resto del trayecto, era muy suave. Comenzamos el ascenso, llegamos a un mirador, donde se observa una panorámica hermosa del pueblo. Pensé que el resto iba a ser más suave; sin embargo, a medida que transcurría el tiempo, el camino se hacía menos fácil; especialmente, porque empezó a oscurecerse, lo que daba una señal clara de la llegada de la lluvia. Llegamos al bosque de robles y, a pesar de la llovizna, realizamos parte de la actividad. En el momento menos pensado, se soltó un aguacero que no paraba; dando con ello fin a la actividad e iniciando el descenso hacia la casa de nuestro guía local. Era tal la cantidad de lluvia que estaba cayendo, que la vía por donde veníamos parecía un deslizadero. A pesar de tener capas impermeables, las botas y los pantalones quedaron empapados por completo. Lo que no esperábamos era tener en primera fila, todo un espectáculo de color y belleza. Comenzamos por los colibríes. Y, ¿cómo no maravillarse con estos regalos que nos ofrece la naturaleza? Estábamos embelesados con las flores, cuando se suelta nuevamente el aguacero. El camino de regreso se me hizo largo y con toda la atención en que todos llegáramos bien al pueblo. Cuando veníamos en el transporte de regreso, me comenzaron a molestar por lo dura de había sido la caminata; sin embargo, nos reímos mucho con las caídas que se presentaron. DESPUÉS Creo que, a pesar de la fuerte lluvia y lo retadora que pudo ser la caminata para algunos, logramos el objetivo, que era disfrutar de los regalos que nos daba la naturaleza: de maravillarnos con los colibríes, de tenerlos tan cerca; de deleitarnos con diferentes variedades de orquídea, de plantas, del paisaje, de realizar una práctica que nos llenó de vitalidad y nos conectó con la madre tierra y de disfrutar de las risas y de la alegría de los asistentes. APRENDIZAJES De esta experiencia, me llevo los siguientes aprendizajes:

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