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Caño Cristales y serranía de la Macarena ¡Todo un derroche de magia y color!

Hablar de Caño Cristales es sinónimo de belleza, de colorido, de magia, es conocido como “El Río de los Cinco Colores”; más, la Serranía de la Macarena ofrece otros paisajes inigualables: caños, pozos, raudales, cascadas, petroglifos, pintura rupestre, amaneceres, atardeceres de ensueño, puedes ver la vía láctea, su cultura, su gente tan maravillosa y atenta, que harán de este lugar una experiencia inolvidable.

Indice

Hablar de Caño Cristales es sinónimo de belleza, de color, de magia, es conocido como “El Río de los Cinco Colores”, pues en el fondo de su cauce crece una planta acuática endémica, denominada Macarenia Clavigera, que al contacto con el sol y a través de sus aguas cristalinas, despliega todo un tapete de colores, pasando por tonalidades amarillas, azules, verdes, rojas y negras, haciendo de este, un lugar sencillamente ¡Espectacular! 

Caño Cristales se encuentra ubicado en el departamento del Meta, en la Serranía de la Macarena, concretamente, en el Parque Nacional Natural Sierra de la Macarena, la cual, es considerada por los científicos como uno de los refugios de vida silvestre más importantes del planeta, tiene una ubicación estratégica, donde confluyen tres ecosistemas ricos en biodiversidad de fauna y flora: la cordillera de los Andes, los llanos Orientales y la selva Amazónica; además, hace parte del Escudo Guayanés, una de las formaciones geológicas más antiguas mundo, que data de más de 1.200 millones de años de antigüedad.

Aunque el principal atractivo de la Serranía de la Macarena es Caño Cristales, el “Río más hermoso del mundo”, esta ofrece unos paisajes inigualables: caños, pozos, raudales, cascadas, petroglifos, pintura rupestre, amaneceres, atardeceres de ensueño, puedes ver la vía láctea, su cultura, su gente tan maravillosa y atenta, que harán de este lugar una experiencia inolvidable.

En esta oportunidad, tuve la fortuna de ir a este hermoso lugar con Eco Experiencias S.A.S., una excelente agencia de turismo y senderismo, con la que llevo varios años viajando, son unos profesionales en el tema; asimismo, te deleitas escuchando las historias y los conocimientos de Diego Guayacundo, un biólogo con una amplia experiencia.

Para esta aventura salimos desde Bogotá en un vuelo chárter, que nos llevó directamente al municipio de La Macarena. Allá nos esperaba una agencia local, llamada Jardín Botánico de la Macarena, la cual recomiendo totalmente, no solo por su seriedad, sino también por la calidez y atenciones de su dueña y de sus guías. Con ellos, te puedes contactar directamente cuando quieras viajar a esta región.

En este artículo te contaré mi maravillosa experiencia de cinco días por la Serranía de la Macarena.

Día 1: Caño cristalitos – El mirador

Luego del recibimiento en el aeropuerto de La Macarena, la acomodación en el hotel, la charla acerca la información del parque y el almuerzo, nos dirigimos en canoa por el río Guayabero hacia el sitio donde comienza el recorrido de senderismo. La primera parada la hicimos en una finca destinada a la preservación de tortugas; posteriormente, encontramos algunos pictogramas o pinturas sobre las rocas, con diversas formas de animales o personas, que reflejan la cultura de antiguos habitantes de esa región.

Después de un corto ascenso, llegamos al Mirador, donde se aprecia el río Guayabero y la vegetación de la región, vimos los morichales, que son unas palmeras características de la región, las cuales indican la presencia de agua. También nos topamos con la Velloussea, que es la flor emblemática de La Macarena, es de color blanco y no tan fácil de encontrar, porque su aroma es tan dulce que se la devoran en menos de un día los insectos que se encuentran en esta zona.

Continuamos nuestro recorrido y llegamos a Caño Cristalitos, nuestro primer acercamiento a la Macarenia Clavigera, que es la planta endémica que le da la coloración al río. Allí tuvimos la oportunidad de apreciar esta belleza de la creación, disfrutar del entorno y refrescarnos en sus aguas.

Y de regreso por el mismo sendero, nos deleitamos viendo tucanes y el atardecer en el río Guayabero, que nos tenía embelesados.

DÍA 2: Caño cristales – Sendero los pianos

Muchas de las personas que visitan Caño Cristales, reservan de uno a tres días para poder observarlo mejor. En nuestro caso, solo disponíamos de un día; es una lotería la que te juegas, porque no sabes si vas a poder ver el río con sus colores. Básicamente, esta situación se da en época de lluvias, con varias condiciones: que no haya llovido mucho la noche anterior, para que alcance a evacuarse el agua de escorrentía, porque de lo contrario, la planta se pierde en el agua. La segunda condición, es la presencia del sol para que se puedan ver. Además, el tiempo cambia constantemente y en cualquier momento se oscurece o se aclara el día.

La noche anterior había llovido intensamente, el sol salía tímidamente y por ratos, haciéndonos pensar que no nos auguraba muy buen día.

Iniciamos con un recorrido corto en lancha por el río Guayabero e iniciamos nuestra caminata por el sector de Los Pianos. Quiero aclarar que Caño Cristales está conformado por varios riachuelos que se unen y continúan posteriormente en un solo cauce. El sendero a realizar lo eligen las autoridades ambientales (Parques Nacionales y Cormacarena), dependiendo de la afluencia de personas que vayan a visitarlo durante esa semana. Si haces un sendero, al día siguiente no lo puedes repetir.

Los guías nos comentaron que, a su juicio, Los Pianos, es el sendero más bonito de todos. La primera parada la hicimos en Caño Escondido, para lo cual, nos desviamos un poco del sendero.

Nuestra segunda parada fue en El Manto de Virgen, uno de los sitios emblemáticos y más fotografiados; en esta ocasión, no nos favoreció el tiempo. Aún así, es un lugar hermoso.

Luego, nos dirigíamos hacia la cascada Los Pianos y unos destellos de sol comenzaron a salir, dejándonos embelesar por el colorido tono de las aguas.

Y lo mejor estaba por venir, nos esperaba la cascada Los Pianos, conformada por tres caídas de agua, asemejando a las teclas de un piano. Allí sentí una energía muy especial, me conecté con la naturaleza, con el sonido de la cascada y disfruté plenamente de sus aguas. Debes estar allá para vivirlo.

Íbamos felices en nuestro recorrido, cuando llegamos a otra cascada preciosa: Cascada Los Cuarzos. Allí, también pude disfrutar de un masaje natural con las aguas que caen de ella y tomamos el almuerzo.

Me salí por un momento a tomar unas fotografías desde otro ángulo y me devoraron los tábanos, que son insectos diminutos, pero su picadura es potente y puede causar reacciones alérgicas. Así que, con todo el gusto, retorné al agua. Parecíamos unos niños pequeños.

Estábamos tan contentos que no queríamos salir de ese lugar, aun así, el sendero continuaba.

Hicimos algunas paradas cortas para tomar fotos y seguir. Entre los sitios se encuentran el mirador de Cascada Larga, un puente de piedra, diversas rocas, el Tapete Rojo y la Piscina del Turista, que son los sitios donde más población de Macarenia Clavigera existe, pero no fue posible verla, porque el río estaba muy crecido y se había ido el sol.

Y llegamos al sitio, que a mi juicio, de acuerdo con lo que conocí, es el más espectacular de Caño Cristales y es el de Los Ochos, en este sector el agua discurre por un lecho rocoso, donde con el paso del tiempo, se han formado pozos, que vistos desde el aire, forman figuras en forma de ocho y crece la Macarenia Clavigera, ofreciendo un paisaje impresionante, como de otro mundo.

Después encontramos la cascada de Mickey Mouse y Karol Cristal, también encantadoras.

Cortesía de Reymington Rojas

Si bien, no pudimos ver el río en todo su esplendor, la experiencia fue maravillosa, disfrutamos plenamente, porque nos abrimos a recibir todo aquello que nos tenía este fascinante lugar.

DÍA 3: Raudal Angosturas I y Ciudad de piedra – Parrando Llanero

Muy temprano en la mañana, salimos en lancha por el río Guayabero, en un recorrido de hora y media aproximadamente, el cual se nos hizo corto, porque nuestra atención estaba puesta en la fauna que habita a orillas del río; entre ellas, apreciamos dos especies de monos, uno de ellos siendo el mono aullador. También apreciamos la pava hedionda, iguanas, tucanes, colibríes, garzas; en fin, toda una variedad de fauna silvestre y lo más fantástico, es que todos conviven en el mismo hábitat.

Desembarcamos y continuamos caminando bajo el inclemente sol durante un tiempo similar al de la embarcación para visitar Ciudad de Piedra, un paraje hermoso, lleno de laberintos y formaciones rocosas con extrañas formas. Para llegar a este lugar, pasamos por el bosque Encantado y según los lugareños, allí espantan o se sienten voces. Para nosotros, fue como un oasis en medio del desierto, pues era de los pocos sitios para resguardarse y descansar. Seguimos avanzando y encontramos gran cantidad de morichales, los cuales indican la presencia de agua en la zona y sí que terminamos llenos de pantano.

Llegamos a un riachuelo precioso, llamado Raudal de Colores, donde también se encuentra presente la planta Macarenia Clavigera y llenó de rosado el caño.

Ya en Ciudad de Piedra, pasamos por El Laberinto, que es un entramado de rocas por donde te puedes perder fácilmente y llegamos a la zona principal, nos trepamos a las rocas, desde donde se puede apreciar un magnífico paisaje.

Y después de todo el sol que habíamos recibido, nada más placentero que un refrescante baño en el caño.

De regreso, fuimos a ver el Raudal Angosturas I, que es un tramo donde se estrecha el río a unos 20 m, durante un kilómetro y medio. Cuando sus aguas descienden se pueden observar petroglifos o figuras antropomorfas y zoomorfas talladas sobre la piedra por los indígenas que habitaban esa región; sin embargo, ni siquiera fue posible atravesar el raudal en la lancha, por el caudal tan grande que llevaba el río, sólo lo contemplamos a la distancia.

Y de regalo, nos esperaba un atardecer espectacular por el río Guayabero y una gran cantidad de garzas. Las toninas o delfines rosados se nos escondieron y no se dejaron ver.

En la noche, nos deleitamos con una muestra folclórica y gastronómica de la cultura llanera: cantantes, bailarines de joropo de diversas edades y un show de arpa, que nos dejó encantados.

DÍA 4: Caño Canoas

Para llegar a Caño Canoas, tuvimos que hacer una larga travesía de 35 km (2 horas y media en cada trayecto) por trocha, en una camioneta 4X4. De todos los sitios que visitamos, es el que se encuentra más alejado del municipio de La Macarena; más, vale la dicha el tiempo invertido, pues es uno de los paisajes más hermosos que se encuentran en Colombia y si tienes la oportunidad de ir a esta maravilla de la naturaleza, no lo pienses dos veces, los paisajes te dejarán sin aliento.

En medio del camino, nos recibían en una finca para tomar el desayuno y empezar con toda la buena energía. En la vía encuentras los desvíos para ir a Caño IndioCaño 7 Machos y Caño Yarumales; no obstante, se requiere por lo menos otro día para visitarlos.

La primera parada de nuestra caminata estaba destinada para tomar un baño en el río, pero no fue posible, porque había llovido copiosamente la noche anterior y la corriente estaba muy fuerte.

Confieso que, en cuanto vi el río tan caudaloso, llegué a desanimarme y me preguntaba si íbamos a ver algo; además, el sol estaba tímido y no quería salir.

Seguimos avanzando y llegamos a uno de los miradores de Caño Canoas. Al frente nuestro, se divisaban varias cascadas que bajaban por la montaña con tal fuerza, que nos llegaba el vapor de agua. ¡Impresionante!

Y por fin, llegamos al mirador principal de Caño Canoas, era indescriptible mi emoción al ver semejante ¡Espectáculo de la naturaleza! Comenzó a asomarse el sol y con él, a llenar todo ese espacio de magia y colorido.

Aunque una parte del sendero se recorre por detrás de las cascadas, esta vez nos tocó obviarlo, dada la cantidad de agua que estaba cayendo y podía correr peligro nuestra integridad.

Cuando pensamos que ya lo habíamos visto todo, llegamos a la parte alta de las cascadas; allí se sentía con mayor fuerza el poder del agua y a la vez, cómo nos llenábamos de energía. Nuevamente, nos quedamos ¡Sin palabras!

Para el regreso, no nos aguantamos las ganas de sumergirnos en alguno de los caños de la región, llegamos justo para atravesar el río Guayabero en planchón al atardecer y continuamos la solitaria trocha contando historias de espantos y de brujas. ¡Ay, qué susto!

DÍA 5: Visita a la finca Jardín botánico de la Macarena

Nuestro último día de estadía en La Macarena, lo destinamos para ver un amanecer llanero y para visitar el Jardín Botánico de la Macarena, una reserva ecológica, dedicada especialmente a la conservación, es un centro de estudios de flora y fauna, tiene huerta, vivero, un lago artificial, establos para la ganadería, una biofábrica de compostaje, en fin, todo un pedacito de biodiversidad en 650 hectáreas. Y lo más lindo de esta experiencia, fue el trato tan especial que nos dieron.

Y así, concluye nuestra estadía por la Serranía de la Macarena, un lugar mágico, del cual guardo los mejores recuerdos y donde espero volver pronto.

Si te gusta la naturaleza y los paisajes, este es un sitio imperdible en Colombia.

Datos de interés y recomendaciones

  • El municipio de la Macarena, se encuentra ubicado en el Departamento del Meta e incluye la totalidad de los Parques Nacionales Naturales (PNN) Sierra de la Macarena y Tinigua y, parte de los Parques Sumapáz y Cordillera de los Picachos.
  • Es una serranía aislada, por lo tanto, tiene una diversidad en fauna y flora únicas, posee una gran cantidad de especies endémicas, en la zona se encuentran petroglifos y pictogramas elaborados por antiguas culturas de la región.
  • Clima y temperatura: Clima húmedo tropical – 27°C promedio.
  • Altura: 200- 400 m.s.n.m.
  • Ecosistema: selvas húmedas, bosques y matorrales tanto densos como claros.
  • Se recomienda ir en el segundo semestre del año; es decir, entre julio y noviembre, que corresponde a la época de lluvias y se pueden observar las plantas de colores.
  • No está permitido el ingreso a niños menores de 5 años al parque, como tampoco el ingreso de mascotas.
  • No debes usar bloqueador solar, así sea que proteja el medio ambiente ni tampoco repelentes para mosquitos o algún tipo de crema, porque dañan el frágil ecosistema.
  • Está prohibido el uso de recipientes plásticos o botellas plásticas desechables. En su lugar, mejor puedes usar una cantimplora o termo.
  • Llevar botas o tenis con buen agarre.
  • Usar ropa y pantalones de secado rápido, camisas de manga larga para protegerse del sol y de los mosquitos, preferiblemente de colores claros.
  • Llevar vestido de baño, una toalla pequeña para secarte durante los recorridos y zapatos de agua.
  • Llevar un sombrero o gorra tipo pescador, gafas oscuras y un morral pequeño para los recorridos.
  • Llevar un impermeable ligero.
  • Respetar los senderos y las instrucciones del guía, para no dañar las plantas. No dañar o cortar la vegetación.
  • No dejar residuos de comida, como tampoco cáscaras de frutas, semillas o algún alimento que no sea de ese ecosistema.
  • Hidratarse constantemente.
  • Tener vigente la vacuna contra la fiebre amarilla.
  • Alistar tu cámara o celular, disfrutar del majestuoso paisaje, ser muy respetuoso para ingresar a éstos sitios que se consideran sagrados y estar abierto a recibir todo lo que este lugar tiene para darte.
  • Se encuentra prohibido el uso de drones, a no ser que tengas un permiso especial, el cual debes solicitar con anticipación al viaje a Parques Nacionales.

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Experiencias

Experiencia en Belmira

En esta oportunidad les quiero compartir mi experiencia de nuestra salida a Belmira, la cual fue muy especial, en donde, el común denominador fue el cambio de planes y la abundante lluvia; así como el imponente paisaje, los regalos que nos ofreció la naturaleza, el contacto con colibríes, con diversas variedades de orquídeas y el bienestar que nos produjo nuestra práctica de yoga y chi kung. EL ANTES Me encontraba planificando la salida a otro sitio más cercano a Medellín; cuando, el día menos pensado, a tan solo 10 días de nuestro viaje grupal, la profesora que iba a realizar las actividades de yoga y reiki, me confirmó que, en tres días viajaba a Canadá, toda vez que le aprobaron su visa de trabajo e iniciaba labores la siguiente semana. Yo quedé como en shock. Aún no terminaba de digerir la noticia, cuando me llama el guía local de senderismo, informándome que, el hermoso sitio para el cual íbamos, estaba presentando problemas de seguridad. A eso se le suma, los altos costos que me presentaban diferentes empresas de transporte. Desilusionada, en un momento llegué a creer que se estaban presentando muchos obstáculos y que lo mejor sería no realizar la salida. Sin embargo, tomé la decisión de continuar hasta donde fuera posible. Recordé que todo es perfecto y se daría lo que hubiera de ser. Con el pasar de los días, todo comenzó a fluir. La profesora de yoga me recomendó a todo un profesional en la materia, con un enfoque diferente, pero igualmente enriquecedor para las personas que iban a la experiencia en la naturaleza. Con el guía local, definimos cambiar el destino para Belmira, que es un municipio que se encuentra a unas dos horas y media de Medellín, con un clima frío y unos paisajes hermosos. Me dijo que la caminata era 6 km de ida y regreso, muy fácil, con la posibilidad de realizar la actividad en un bosque de robles que se encuentra cerca de su casa; posteriormente, mientras las personas tomaban el almuerzo, podían disfrutar de los colibríes que llegaban a su casa y también tenían la oportunidad de conocer su jardín donde se aprecian diferentes variedades de orquídeas. Me pareció excelente el programa y lo aprobé sin hacer el reconocimiento en campo. Así mismo, conseguí un transporte más asequible a mi presupuesto. En este caso, todo era nuevo: el guía de senderismo, el profesor de yoga y hasta el transporte. Sólo me quedaba, confiar. De otra parte, muchas personas que me habían confirmado su asistencia, desistieron, llegando a pensar nuevamente si valdría la pena el esfuerzo. EL DURANTE Se llegó el día, a pocos kilómetros del pueblo, paramos en un sitio muy lindo, llamado Plaza del Río, que es como una réplica de un pueblo antioqueño, donde los turistas pueden disfrutar de todo tipo de postres y comida para picar. Llegamos a Belmira, para dar inicio a la caminata. El guía me había dicho que la caminata solo tenía un ascenso pronunciado, pero que era muy corto y que el resto del trayecto, era muy suave. Comenzamos el ascenso, llegamos a un mirador, donde se observa una panorámica hermosa del pueblo. Pensé que el resto iba a ser más suave; sin embargo, a medida que transcurría el tiempo, el camino se hacía menos fácil; especialmente, porque empezó a oscurecerse, lo que daba una señal clara de la llegada de la lluvia. Llegamos al bosque de robles y, a pesar de la llovizna, realizamos parte de la actividad. En el momento menos pensado, se soltó un aguacero que no paraba; dando con ello fin a la actividad e iniciando el descenso hacia la casa de nuestro guía local. Era tal la cantidad de lluvia que estaba cayendo, que la vía por donde veníamos parecía un deslizadero. A pesar de tener capas impermeables, las botas y los pantalones quedaron empapados por completo. Lo que no esperábamos era tener en primera fila, todo un espectáculo de color y belleza. Comenzamos por los colibríes. Y, ¿cómo no maravillarse con estos regalos que nos ofrece la naturaleza? Estábamos embelesados con las flores, cuando se suelta nuevamente el aguacero. El camino de regreso se me hizo largo y con toda la atención en que todos llegáramos bien al pueblo. Cuando veníamos en el transporte de regreso, me comenzaron a molestar por lo dura de había sido la caminata; sin embargo, nos reímos mucho con las caídas que se presentaron. DESPUÉS Creo que, a pesar de la fuerte lluvia y lo retadora que pudo ser la caminata para algunos, logramos el objetivo, que era disfrutar de los regalos que nos daba la naturaleza: de maravillarnos con los colibríes, de tenerlos tan cerca; de deleitarnos con diferentes variedades de orquídea, de plantas, del paisaje, de realizar una práctica que nos llenó de vitalidad y nos conectó con la madre tierra y de disfrutar de las risas y de la alegría de los asistentes. APRENDIZAJES De esta experiencia, me llevo los siguientes aprendizajes:

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