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Río Melcocho ¡El río más cristalino de Sudamérica!

Descubre este paraíso de la naturaleza, de aguas cristalinas y diáfanas, enclavado en las montañas del oriente antioqueño, que te dejará sin palabras por su ¡Absoluta belleza!

Indice

En esta ocasión te llevaré al Río Melcocho, un río de aguas cristalinas y diáfanas, que discurre entre bosques y vegetación exuberante; en otras épocas abundaban los árboles de melcocho y de ahí toma su nombre.

Desde hace mucho tiempo quería conocer este paraíso, porque toda esta zona del oriente del departamento de Antioquia, es conocida por su potencial hídrico, sus charcos y sus cascadas.

En este recorrido, estuve paseando con la empresa Viajando Sin Afán, fui sola y fue una bonita experiencia.

Nos dirigimos hacia el municipio de Cocorná, por la autopista Medellín-Bogotá, luego nos desviamos hacia el sector de La Piñuela y a mano derecha, en la vía que conduce hacia el municipio de San Francisco, llegamos a un parqueadero, en el sector conocido como Pailania. Allí hicimos transbordo a unos autobuses muy conocidos en Antioquia, llamados “Buses de Escalera o Chivas”, son camiones de tráfico pesado, adaptados para el transporte de nuestros campesinos y de su carga en el sector rural; son verdaderas obras de arte, muy coloridos, tienen una especie de segundo piso y se accede a él por una escalera ubicada en la parte posterior del vehículo.

En el recorrido encontramos la cascada La Bruja, reconocida en la zona, porque cuando los campesinos pasaban por allí pasados de licor, se extraviaban del camino.

Después de unos 50 minutos de recorrido en el bus de escalera, llegamos a una tienda – restaurante, allí también encuentras duchas y baños para cambiarte. En ese punto inicia la caminata o si así lo prefieres, puedes alquilar caballos o mulas para acceder al río.

Iniciamos la ruta de senderismo por un camino de arriería, destapado, con piedras grandes y sueltas, donde sólo pasan los caballos y los transeúntes, se encuentra en mal estado, poniendo a prueba nuestros tobillos y rodillas. Después de unos 30 minutos de recorrido, nos desviamos por la montaña hacia el primer punto, llamado Charco Bonito.

En una parte del charco, las aguas discurren tranquilamente, se puede apreciar el fondo del lecho del río y es el sitio adecuado para tomar un refrescante baño; pero, si avanzas aguas arriba unos cuantos metros, el río corre con fuerza y es apto para recibir un masaje natural. ¡Es una delicia!

Después de ese baño tan relajante, tomamos el almuerzo tipo fiambre, a las afueras de una casita que se encuentra unos metros arriba de este charco.

Le estaba tomando una fotografía al fiambre, cuando se apareció de la nada un perrito hermoso, pero muy juguetón y se lanzó hacia la carne, empezamos un forcejeo, en el que, para mi fortuna, resulté victoriosa y pude recuperar completamente mi almuerzo; el perrito, al cual nombramos El Ladrón, se quedó solo con la hoja de plátano.

Después de ese evento, me senté al lado de otras chicas, una de ellas se descuidó y cuando menos lo pensaron, El Ladrón se estaba tomando la bebida que le entregaron a ella.

En cuanto terminamos de almorzar, nos dirigimos hacia el otro charco, que se encuentra en los predios de un señor llamado don Orlando; para lo cual, nos regresamos por el mismo camino por donde iniciamos la caminata y, luego de un ascenso de unos 40 min y de un descenso de otros 20 min, llegamos a este lugar tan encantador.

Me detengo en este punto para contarles que, mi cuerpo se descompensó mientras repartía la energía entre la digestión y la subida por 40 minutos, el caso es que me sentía sin fuerzas. Una vez llegamos al charco, nos sumergimos de inmediato, comenzamos a nadar hacia aguas arriba para disfrutar de una pequeña cascada. Allí, el río se encuentra encañonado y discurre entre dos paredes rocosas, llenas de vegetación. También, en ese punto, las personas se lanzan al río desde una roca. ¡Es un verdadero espectáculo!

Después de haber disfrutado de este charco por espacio de una hora, aproximadamente, comenzó a enfriarse la temperatura de mi cuerpo, me dio calambre en las plantas de los pies y me regresé nadando, al punto donde se encontraban los otros compañeros de la caminata. Parece ser, que hice algunos movimientos sin calentar y me dolían los tobillos y las pantorrillas.

Al final, me quedó un sin sabor; porque se resintieron mis tobillos y tal vez no estaba en la mejor condición física. Aun así, fue un paseo inolvidable, del cual guardo los mejores recuerdos.

¡Recomendado totalmente!

Datos de interés general y recomendaciones

  • Para un día de sol o pasar un fin de semana, te puedes contactar con los siguientes números de celular, con Yasmín: 321 2603549 – 301 3357752.
  • También, puedes comunicarte con CAICA (Centro de Atención, Información y Cultura Ambiental de los municipios de Cocorná, San Francisco y El Carmen de Viboral), donde los operadores turísticos se unieron para regular el ingreso al río. Reserva en el 321 3260333.
  • Temperatura: 23° a 28°C.
  • Llevar ropa cómoda para caminar, preferiblemente de secado rápido, vestido de baño, gorra, gafas de sol con filtro UV, botas de senderismo, preferiblemente que te cubran los tobillos y zapatos de agua.
  • Hidratarse constantemente.
  • Para las caminatas consumir alimentos que aporten energía, como frutos secos (maní, nueces, almendras, pasas, pistachos), bocadillo o panela.
  • No dejar residuos de comida, cáscaras de frutas, semillas o algún alimento que no sea de ese ecosistema, así como residuos inorgánicos. Todos los residuos que generes se regresan contigo.
  • Alistar tu cámara GoPro o celular con protector, para disfrutar del río.

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Experiencias

Experiencia en Belmira

En esta oportunidad les quiero compartir mi experiencia de nuestra salida a Belmira, la cual fue muy especial, en donde, el común denominador fue el cambio de planes y la abundante lluvia; así como el imponente paisaje, los regalos que nos ofreció la naturaleza, el contacto con colibríes, con diversas variedades de orquídeas y el bienestar que nos produjo nuestra práctica de yoga y chi kung. EL ANTES Me encontraba planificando la salida a otro sitio más cercano a Medellín; cuando, el día menos pensado, a tan solo 10 días de nuestro viaje grupal, la profesora que iba a realizar las actividades de yoga y reiki, me confirmó que, en tres días viajaba a Canadá, toda vez que le aprobaron su visa de trabajo e iniciaba labores la siguiente semana. Yo quedé como en shock. Aún no terminaba de digerir la noticia, cuando me llama el guía local de senderismo, informándome que, el hermoso sitio para el cual íbamos, estaba presentando problemas de seguridad. A eso se le suma, los altos costos que me presentaban diferentes empresas de transporte. Desilusionada, en un momento llegué a creer que se estaban presentando muchos obstáculos y que lo mejor sería no realizar la salida. Sin embargo, tomé la decisión de continuar hasta donde fuera posible. Recordé que todo es perfecto y se daría lo que hubiera de ser. Con el pasar de los días, todo comenzó a fluir. La profesora de yoga me recomendó a todo un profesional en la materia, con un enfoque diferente, pero igualmente enriquecedor para las personas que iban a la experiencia en la naturaleza. Con el guía local, definimos cambiar el destino para Belmira, que es un municipio que se encuentra a unas dos horas y media de Medellín, con un clima frío y unos paisajes hermosos. Me dijo que la caminata era 6 km de ida y regreso, muy fácil, con la posibilidad de realizar la actividad en un bosque de robles que se encuentra cerca de su casa; posteriormente, mientras las personas tomaban el almuerzo, podían disfrutar de los colibríes que llegaban a su casa y también tenían la oportunidad de conocer su jardín donde se aprecian diferentes variedades de orquídeas. Me pareció excelente el programa y lo aprobé sin hacer el reconocimiento en campo. Así mismo, conseguí un transporte más asequible a mi presupuesto. En este caso, todo era nuevo: el guía de senderismo, el profesor de yoga y hasta el transporte. Sólo me quedaba, confiar. De otra parte, muchas personas que me habían confirmado su asistencia, desistieron, llegando a pensar nuevamente si valdría la pena el esfuerzo. EL DURANTE Se llegó el día, a pocos kilómetros del pueblo, paramos en un sitio muy lindo, llamado Plaza del Río, que es como una réplica de un pueblo antioqueño, donde los turistas pueden disfrutar de todo tipo de postres y comida para picar. Llegamos a Belmira, para dar inicio a la caminata. El guía me había dicho que la caminata solo tenía un ascenso pronunciado, pero que era muy corto y que el resto del trayecto, era muy suave. Comenzamos el ascenso, llegamos a un mirador, donde se observa una panorámica hermosa del pueblo. Pensé que el resto iba a ser más suave; sin embargo, a medida que transcurría el tiempo, el camino se hacía menos fácil; especialmente, porque empezó a oscurecerse, lo que daba una señal clara de la llegada de la lluvia. Llegamos al bosque de robles y, a pesar de la llovizna, realizamos parte de la actividad. En el momento menos pensado, se soltó un aguacero que no paraba; dando con ello fin a la actividad e iniciando el descenso hacia la casa de nuestro guía local. Era tal la cantidad de lluvia que estaba cayendo, que la vía por donde veníamos parecía un deslizadero. A pesar de tener capas impermeables, las botas y los pantalones quedaron empapados por completo. Lo que no esperábamos era tener en primera fila, todo un espectáculo de color y belleza. Comenzamos por los colibríes. Y, ¿cómo no maravillarse con estos regalos que nos ofrece la naturaleza? Estábamos embelesados con las flores, cuando se suelta nuevamente el aguacero. El camino de regreso se me hizo largo y con toda la atención en que todos llegáramos bien al pueblo. Cuando veníamos en el transporte de regreso, me comenzaron a molestar por lo dura de había sido la caminata; sin embargo, nos reímos mucho con las caídas que se presentaron. DESPUÉS Creo que, a pesar de la fuerte lluvia y lo retadora que pudo ser la caminata para algunos, logramos el objetivo, que era disfrutar de los regalos que nos daba la naturaleza: de maravillarnos con los colibríes, de tenerlos tan cerca; de deleitarnos con diferentes variedades de orquídea, de plantas, del paisaje, de realizar una práctica que nos llenó de vitalidad y nos conectó con la madre tierra y de disfrutar de las risas y de la alegría de los asistentes. APRENDIZAJES De esta experiencia, me llevo los siguientes aprendizajes:

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